En el Montsant se han elaborado históricamente vinos desde siempre, aunque con anterioridad a su denominación de origen toda su producción se comercializaba a granel.
La Denominación de Origen Montsant nació en 2001 integrada por municipios y bodegas que, hasta aquel entonces, formaron parte la subzona de Falset dentro la DO Tarragona.
Sin embargo, desde sus inicios ha protagonizado uno de los crecimientos más espectaculares de nuestro país, y las cifras siguen en aumento.
La joven Denominación
Esta joven denominación toma su nombre del macizo rocoso Montsant y en la actualidad hay inscritas cerca de 2.000 hectáreas de viñedo, las cuales se extienden a lo largo de espectaculares colinas, compartiendo laderas junto con almendros, olivos y pinos, cultivados en altitudes que van desde los 200 hasta los 700 m sobre el nivel del mar.
La DO Montsant se concentra en un territorio en forma de herradura alrededor de la prestigiosa DOQ Priorat, que se extiende por 16 municipios, la mayoría en la comarca del Priorat, excepto algunos de la Ribera d’Ebre. Por el norte la DO queda respaldada por las sierras de Montsant y La Llena, que la conectan con las frondosas Montañas de Prades.
Un dato importante a tener en cuenta es el clima de zona, que se establece como mediterráneo, pero el hecho de estar rodeada de montañas que la aíslan de los efectos del mar hace que su clima presente también una cierta continentalidad.
Por otro lado, las lluvias se concentran en otoño y primavera, por lo que durante los meses de julio y agosto se registra un déficit hídrico importante, el cual se mitiga, en parte, con la humedad que aportan los vientos que llegan del mar durante ese período.
Sin embargo, dada la orografía abrupta de la DO Montsant, podemos encontrar infinidad de microclimas que hacen que cada parcela vitícola tenga características especiales.
Variedades
Los viñedos son, en su gran mayoría, cepas viejas de garnacha blanca y tinta, cariñena y macabeo, aunque también se encuentran plantaciones más modernas con tempranillo, cabernet sauvignon, merlot y syrah, entre otras, las cuales se han adaptado bien en todo el territorio.
Cabe destacar que el cultivo del viñedo no ha sido el único ingreso económico de las familias de la zona, por lo que es fácil encontrar muchos viñedos centenarios cultivados de forma tradicional.
Son cepas y viñas que han visto el paso del tiempo durante generaciones y que en algún momento no han sido rentables, pero hoy estas cepas retorcidas y de escasa producción adquieren un alto valor vitivinícola.
Blancas
Variedades autorizadas y recomendadas: Garnacha blanca, Macabeo, Moscatel de grano menudo, Pansal, Chardonnay.
Tintas
Variedades autorizadas y recomendadas: Garnacha tinta, Garnacha peluda, Samsó (Cariñena), Cabernet sauvignon, Merlot, Monastrell, Picapoll tinto, Syrah, Ull de llebre.
Los vinos
Los vinos tintos son los más comunes en la DO Montsant, dado que más del 90% de la producción de uva corresponde a variedades tintas.
Entre estas, destacan la garnacha y la cariñena, las variedades históricas del territorio, las mejor adaptadas a sus condiciones y que transmiten mejor la identidad de la zona.
La garnacha tinta tiene un perfil aromático muy sensual, de gran complejidad, y produce vinos bien estructurados. La cariñena, también llamada samsó en la zona, es aromáticamente muy intensa, y produce vinos de grado moderado y con muy buena acidez.
En cuanto a los vinos blancos se elaboran principalmente con garnacha blanca y macabeo. Se distinguen por la sedosidad, la estructura y por aromas elegantes y sutiles.
Los vinos rosados han ido ganando presencia con los años. Son intensos en nariz, sedosos en boca y destacan por sus aromas afrutados.
Por otra parte, son de larga tradición en esta zona los vinos generosos. Dulces, rancios y mistelas que han recuperado en los últimos años su antiguo prestigio como producto gourmet.
Actualidad y futuro
La trayectoria fulgurante, pero segura, de la DO Montsant desde su fundación hace 15 años, no debe sorprender a nadie: el crecimiento del número de bodegas inscritas ha hecho que muchos jóvenes vuelvan a la comarca a trabajar en su propia empresa, y esto ha levantado no sólo el Montsant, sino también el Priorat.
Si bien al inicio los vinos fueron mal interpretados por los comerciales que los vendían, ahora el argumento comercial ya no se liga al prestigio de cercana DOQ Priorat.
Ahora los vinos del Montsant tienen entidad propia, la gente los consume porque han captado su intrínseca calidad y también una relación calidad-precio normalmente ventajosa para el consumidor, aunque también en la gama alta han aparecido algunos vinos que se han convertido iconos del vino catalán, como por ejemplo el Teixar de Vinyes Domènech que ostenta la prestigiosa denominación Vi de Finca.
También aquí las bodegas cooperativas realizan una tarea impresionante; Capçanes, Masroig, Ulldemolins y Cornudella, y son los cuatro pilares sin los cuales la DO tambalearía.
Los ultimos años
En los últimos años la presencia de cabernet y merlot en los vinos tintos ha disminuido o incluso desaparecido, aunque se confía plenamente en la syrah para «modernizar» los vinos, o bien para añadir color y notas de fruta negra, violeta y regaliz, que parece que gustan a los consumidores.
El blanco en el Montsant es escaso, pero excepcional. Normalmente está basado en garnacha blanca, y puede ser complementado con macabeo.
Los trabajos de unas cuantas bodegas son el testigo cada año de la excelencia de los vinos blancos, donde por ahora hay pocas referencias, pero la mayoría de calidad excepcional.
Hoy, sin ningún miedo, ya podemos decir adiós a la chardonnay en la DO Montsant.